Vídeo-charla "La Feminización del Estado: la mujer en el ejército."
"La figura de Idoia Rodríguez Buján, primera soldado muerta, en Afganistán, “por España”, la ministra de Defensa, el acto institucional que se celebró el Día de la Mujer Trabajadora en el acuartelamiento de Getafe (8 de marzo de 2007), son algunos de los símbolos de un ejército que está consiguiendo liberarse, a través de una habilidosa operación de mercadotecnia, del estigma franquista y aparecer con un rostro humano y amable, humanitario, solidario, profesional y feminista, pues se manifiesta, sobre todo, con facciones de mujer.
La misoginia, que fue un elemento constitutivo de los ejércitos en el pasado, no es su fundamento, pues lo esencial de la institución militar es la afirmación coercitiva del Estado y sus intereses (dominar y sojuzgar en el interior y luchar en la competencia por el poder a nivel mundial), así como el ejercicio del monopolio de la violencia. Si el Código Civil francés de 1804, copiado aquí por el Código Civil de 1889, estableció un sistema patriarcal concreto de opresión femenina fue porque las necesidades militares y productivas del primer liberalismo así lo demandaban, pero puesto que el régimen de dictadura estatal y capitalista se desenvuelve y desarrolla permanentemente, hoy las mujeres están llamadas a servir al sistema no como madres sino como soldados y policías, además de como mano de obra asalariada.
Bajo los gobiernos de la socialdemocracia (PSOE) y con el apoyo de la izquierda, incluida la más “radical”, el feminismo de Estado ha sido un factor decisivo para ganar a un sector de las mujeres para los proyectos del poder constituido, incluida su incorporación a las Fuerzas Armadas y los cuerpos represivos, lo que ha permitido un fortalecimiento del organismo estatal que ha visto reduplicado su capacidad de dominar y de oprimir, y un reforzamiento del militarismo y de la acción imperialista del Estado español en el exterior.
El Estado y su aparato militar han conseguido grandes éxitos con estas mutaciones. Dicha refundación, de hecho, del sistema de dominación implica modificaciones tanto en la conciencia como en la vida de la sociedad de una enorme complejidad, pues la transformación de la condición femenina que permitió su entrada en el ejército tenía que acompañarse no sólo de un cambio en la concepción del mundo de las mujeres, sino de una vertiginosa caída de la natalidad y la importación de personas, expoliadas a los países pobres, a través de la inmigración de masas.
El antimilitarismo de hoy tiene que partir de los cambios acaecidos en los últimos 25 años renunciando a esencialismos metafísicos, pues comprender al enemigo es la precondición de cualquier estrategia. Haremos para ello, en la charla, un repaso de algunos de los hechos más significativos ocurridos en ese periodo."
"La figura de Idoia Rodríguez Buján, primera soldado muerta, en Afganistán, “por España”, la ministra de Defensa, el acto institucional que se celebró el Día de la Mujer Trabajadora en el acuartelamiento de Getafe (8 de marzo de 2007), son algunos de los símbolos de un ejército que está consiguiendo liberarse, a través de una habilidosa operación de mercadotecnia, del estigma franquista y aparecer con un rostro humano y amable, humanitario, solidario, profesional y feminista, pues se manifiesta, sobre todo, con facciones de mujer.
La misoginia, que fue un elemento constitutivo de los ejércitos en el pasado, no es su fundamento, pues lo esencial de la institución militar es la afirmación coercitiva del Estado y sus intereses (dominar y sojuzgar en el interior y luchar en la competencia por el poder a nivel mundial), así como el ejercicio del monopolio de la violencia. Si el Código Civil francés de 1804, copiado aquí por el Código Civil de 1889, estableció un sistema patriarcal concreto de opresión femenina fue porque las necesidades militares y productivas del primer liberalismo así lo demandaban, pero puesto que el régimen de dictadura estatal y capitalista se desenvuelve y desarrolla permanentemente, hoy las mujeres están llamadas a servir al sistema no como madres sino como soldados y policías, además de como mano de obra asalariada.
Bajo los gobiernos de la socialdemocracia (PSOE) y con el apoyo de la izquierda, incluida la más “radical”, el feminismo de Estado ha sido un factor decisivo para ganar a un sector de las mujeres para los proyectos del poder constituido, incluida su incorporación a las Fuerzas Armadas y los cuerpos represivos, lo que ha permitido un fortalecimiento del organismo estatal que ha visto reduplicado su capacidad de dominar y de oprimir, y un reforzamiento del militarismo y de la acción imperialista del Estado español en el exterior.
El Estado y su aparato militar han conseguido grandes éxitos con estas mutaciones. Dicha refundación, de hecho, del sistema de dominación implica modificaciones tanto en la conciencia como en la vida de la sociedad de una enorme complejidad, pues la transformación de la condición femenina que permitió su entrada en el ejército tenía que acompañarse no sólo de un cambio en la concepción del mundo de las mujeres, sino de una vertiginosa caída de la natalidad y la importación de personas, expoliadas a los países pobres, a través de la inmigración de masas.
El antimilitarismo de hoy tiene que partir de los cambios acaecidos en los últimos 25 años renunciando a esencialismos metafísicos, pues comprender al enemigo es la precondición de cualquier estrategia. Haremos para ello, en la charla, un repaso de algunos de los hechos más significativos ocurridos en ese periodo."
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