Entrevista a Félix Rodrigo Mora
Félix Rodrigo Mora, autor de “El giro Estatolátrico”
“Bismarck y los nazis son los antecedentes más notables, junto
con el franquismo, de la actual izquierda obsesionada con el Estado de
Bienestar “
Frank G. Rubio: Felipe González teme que estén en peligro en
Europa las “conquistas sociales” del Estado del Bienestar… ¿Cómo y
cuando comenzó esta fantasmagoría, ante la cual masas y élites se
inclinan urbi et orbe?
Félix Rodrigo Mora: Felipe González ha sido el más importante agente político-partidista del capitalismo español desde el 20-11-1975, día del fallecimiento del Caudillo. Él y la izquierda, en particular el PSOE pero también el PCE-IU, han constituido la tristísima e hiper-envilecida sociedad actual, al haber sido la alternativa de recambio al Movimiento Nacional franquista tras 1975. Por tanto su apología de las supuestas "conquistas sociales" del Estado de Bienestar, impuesto por el franquismo en lo sustancial, ha de comprenderse como una manifestación de su afán de dar continuidad al régimen político anterior en algunos aspectos. El Estado de Bienestar comienza en Alemania en el último tercio del siglo XIX, con el
canciller Bismarck. Éste lo instaura (en una versión inicial, que luego
desarrollarían los nazis y tras ellos la democracia cristiana en el
gobierno después de 1945) con cuatro propósitos: crear el mayor
conformismo social posible, destruir las expresiones auto-organizadas
del movimiento obrero, laminar al ser humano en tanto que humano y
preparar a las masas para la guerra imperialista. Lejos de ser
una “conquista”, como dice el izquierdismo, siempre reaccionario, es una
imposición al pueblo, una camisa de fuerza que se le obliga a llevar.
En nuestro país comienza con el gobierno de Dato, a principios del siglo
XX, y es Franco quien le da el impulso decisivo con la Ley de 1963, aún
en vigor. Por tanto, la izquierda en todas sus manifestaciones, también
el anarco-estatismo, hace apología de una legislación y un sistema
instaurados por Franco. Esto, para un veterano antifranquista como yo,
es inaceptable. Dice mucho de cómo están las cosas que todo el espectro
político, desde el PP hasta la radicalidad más exaltada respalden al
Estado de Bienestar.
FGR: Demuestras en tu libro que el movimiento obrero ha sido en
gran medida laminado por estas aportaciones asistenciales de corte
estatal…
FRM: Así es. A esa cuestión
dedico el capítulo XXIV. El Estado de Bienestar ha arrasado las formas
auto-construidas de mutua asistencia y mutua ayuda propias del
movimiento obrero de antaño, que funcionaban bien en sus aspectos
prácticos, al ofrecer una asistencia de calidad, y sobre todo permitían
al sujeto ser él mismo y por sí mismo en compañía de sus iguales, con
participación, responsabilidad, esfuerzo, uso del propio entendimiento,
sociabilidad, generosidad y espíritu magnánimo. Es decir, permitían el
despliegue de los valores y cualidades del individuo, como “yo” y como
“nosotros”, que ahora hemos perdido, al hacernos seres-nada de la
sociedad-granja que estatuye por la fuerza de las leyes positivas el
Estado de Bienestar. En efecto, la integración en éste no es libre sino
exigida: nos obligan y además nos dicen que es para nuestro bien, cómo
no. De ello ha venido la destrucción del movimiento obrero, hoy una caricatura patética, al ser una masa de pedigüeños sin dignidad ni vigor ni auto-respeto, que viven para el bienestar zoológico, dejando a un lado unas muy reducidas minorías.
FGR: ¿A quien sirve realmente esta estatificación de la sociedad?
FRM:
La estatificación de la sociedad sirve al Estado, en primer lugar a los
todopoderosos cuerpos de altos funcionarios que nos manejan como
marionetas desde los Ministerios de Sanidad, Educación, Hacienda,
Defensa, Cultura, Interior, Medio Rural y así sucesivamente. En segundo
lugar sirve a los partidos y sindicatos, convertidos en un enjambre de neo-explotadores sin pudor,
los cuales exigen la prevalencia de “lo público”, esto es, de lo
estatal, porque sus carreras profesionales dependen de ello. Con
horarios de trabajo de 10 a 12,30 cuatro días por semana y sueldos nada
menguados han constituído su paraíso particular. Véase, por ejemplo, el
gran tinglado de las Cajas de Ahorro, que ponen en sus consejos de
administración a los partidos y sindicatos de izquierda, lo que otorga a
éstos un poder inmenso. También sirve a los otrora movimientos
reivindicativos, que hoy viven del presupuesto estatal deliciosamente,
el feminismo (con un Ministerio, ahora secretaria de Estado), el
ecologismo, las ONGs, la “ayuda” al Tercer Mundo, la casta
pedantocrática y estetocrática, y algunas buenas gentes más: todos se
lucran con lo que el Estado arrebata a la gente común a través de los
impuestos. Por eso sacan pancartas a la calle exigiendo más impuestos,
para llenarse aún más los bolsillos. Para ellos el Estado y “lo público”
son la misma cosa, cuando en realidad resultan ser antagónicos. Eso es
exactamente el giro estatolátrico que denuncio.
FGR: Es
obvio que sin un proceso de aculturación inducido este paternalismo
homogeneizador y destructor de estructuras antropológicas básicas no
sería posible…
FRM: Cierto. Se ha
creado previamente un tipo de ser… ¿humano? que odia su condición, que
quiere renunciar a lo específicamente humano, delegando sus obligaciones
y deberes en los funcionarios del Estado, para él dedicarse a gozar y
disfrutar, ya se sabe, el esquí en invierno y la playa en verano. No
quiere ni oír hablar de deberes, responsabilidades, esfuerzo, entrega,
riesgo y devoción. Pero lo que aborrece por encima de todo es la
libertad: no desea en absoluto ser libre sino sólo un tipo específico de
ganado de labor al que las instituciones han de garantizar la máxima
pitanza diaria. Yo apoyo el 15-M pero me pregunto ¿dónde estaba
una parte de los hoy “indignados” en, por ejemplo, 2006, cuando el furor
consumista lo dominaba todo y las personas ya eran sólo un mero vientre
hipertrofiado?, ¿salen ahora a las plazas porque ven los
pesebres vacíos?, ¿su meta es retornar al consumo delirante de antes de
la crisis económica?. Si es así, son una horda de miserables que se
merecen lo que les pasa. No hay regeneración social, no hay avance hacia
una nueva sociedad y un nuevo ser humano sin una ideología del
desinterés, la frugalidad y la magnanimidad, sin idealismo y valentía,
sin entrega y dedicación, sin poner por delante los bienes y metas
espirituales, en primer lugar la libertad, sin romper con la ideología
de la izquierda que hace del ser humano una criatura condenada a la
economía, al dinero y al interés particular, a lo provechoso y sórdido
en suma. Sin amor por la libertad no hay nada que hacer y eso es lo que
nos ha destruido en todos los sentidos. En realidad, la ideología de la
izquierda ha sido y es la forma más virulenta de ideario capitalista.
Por eso suspira y se despepita en pro del Estado de Bienestar.
FGR:
La izquierda mas convencional y más instalada en los aparatos de poder
no se cansa de demonizar un supuesto “neoliberalismo” al que se hace
responsable de todos los males ¿Hay algo de verdad en esto? ¿O nos
encontramos más bien con una operación de desviación de la atención de
la opinión pública de los auténticos responsables?
FRM:
Es de risa que la histriónica progresía institucional y, sobre todo,
sus entes subvencionados de la izquierda radical y los movimientos, no
dejen de perorar contra el “neoliberalismo”, cuando lo cierto es que con
Obama estamos en uno de los momentos de mayor crecimiento del ente
estatal, lo que pruebo con abundancia de datos en mi libro. El término
“neoliberalismo” es un latiguillo vacío, una tabarra más usada por
gentes que no se paran a reflexionar, que no estudian la realidad, que
sólo desean vivir para el disfrute más chabacano, esto es, para la
irresponsabilidad, la ignorancia y la mentira, sin esforzarse
intelectualmente. Dado que la izquierda engorda con los ingresos del
Estado es vital para ella que éste sea lo más fuerte posible, a costa
del pueblo. Por eso se desencadena contra “la dictadura de los mercados”
sin decir nada contra la muy real, y mucho más decisiva, dictadura de
los Estados. Parece fácil, en lo intelectual y lingüístico, declararse
en contra del Estado y del mercado, pero que jamás lo haga la pone en
evidencia. Por mi parte está claro: ni ente estatal ni tinglado
mercantil sino auto-organización de la gente común para gobernar todas
sus condiciones de existencia, único modo de hacerse mejores, por la
única vía posible, el esfuerzo, el servicio, el compromiso, la reflexión
desde la experiencia, el entusiasmo por la libertad y el cumplimiento
de los propios deberes. Creer que retornamos a un tipo manchesteriano de
capitalismo es un gran error pues éste fue desmontando desde arriba
para dejar sitio a su nueva expresión, el que se sirve del Estado de
Bienestar para realizar con más eficacia sus fines. Quienes aterrorizan a
las gentes con tales cantinelas ignoran, u ocultan, lo evidente, que la
gestión óptima de la mano de obra como masa despojada de sus cualidades
humanas la realiza el Estado de Bienestar, no el capitalismo liberal
que existió hasta la segunda mitad del siglo XIX. Eso es ahora una
verdad más cierta por cuanto la confrontación con la potencia enemiga
(hoy China) no puede realizarse sin Estado de Bienestar, asunto que
comprendían muy bien Bismarck y los nazis, que son los antecedentes más
notables, junto con el franquismo, de la actual izquierda obsesiva del
Estado de Bienestar.
FGR: ¿Qué opinas de la
medicalización de la sociedad y de los gañidos elogiosos ante la
supuesta reforma sanitaria de Obama que en Europa ha sido sacralizada?
FRM:
La medicalización de la sociedad equivale a instaurar una tiranía
peligrosa para la salud, nihilista, contraproducente y muy cara. Hace
del adulto un ser infantilizado, que el estamento médico estatal maneja a
su antojo, además de un ente biológico que debe preocuparse
maniáticamente de su cuerpo para despreocuparse de su espíritu,
padeciendo asimismo una mala forma física proverbial, que va agravándose
con el paso del tiempo. Es curioso, por ejemplo, que quienes, desde el
ecologismo, claman contra el consumismo admitan la sanidad “pública”,
que es hiper-consumo impuesto de productos muy tóxicos, que contaminan
muchísimo, pues los elabora la industria química y farmacéutica, de
capital privado por lo general. Lo que ha hecho Obama al extender el
Estado de Bienestar en sus aspectos médicos a todo la sociedad es
cumplir los cuatro postulados de Bismarck, antes expuestas, sobre todo
el de la militarización, en este caso de las minorías, de los negros en
particular, hoy convertidos en puntales sustantivos del ejército USA. En
efecto, ahora la gente negra, en especial las mujeres negras, comienza a
ser la principal cantera de reclutamiento de tropas, el primordial
reservorio de militarismo popular en ese país: por eso Obama, el primer
presidente negro, la está integrando en las instituciones. La probable
confrontación militar con China lo exige.
FGR: Soy
pesimista y veo a corto y mediano plazo en las sociedades no sólo
occidentales un rebaño creciente de esclavos que buscan la servidumbre
total a cambio de un plato, cada vez más exiguo, de lentejas. Eso sí,
ya no serán esclavos felices. ¿No va de esto la crisis? ¿De obligarnos
aceptar condiciones inhumanas a cambio de permitírsenos sobrevivir a
secas?
FRM: Occidente ha creado, en
efecto, un colosal rebaño de esclavos autosatisfechos, llenos de ansias
de ser dirigidos, mandados y humillados, además de construidos desde
fuera de sí mismos, con la izquierda como fuerza impulsora principal de
tan aflictiva realidad. “Felices” o infelices lo cierto es que detestan
la libertad y aman sus cadenas, por decirlo a la manera clásica. La
crisis tiene causas objetivas obvias, la principal de ellas en última
instancia es que la economía de EEUU y Europa está siendo derrotada en
toda regla por las potencias emergentes, China en primer lugar. De
manera que estamos ante la crisis de dicha economía, no de la mundial,
pues a las mencionadas potencias les va magníficamente. En sólo un
decenio, el mundo occidental será un lugar secundario a escala
planetaria, salvo si Occidente, con la ayuda del aliado islámico,
derrota a las nuevas potencias, quiero decir que las vence en el campo
de batalla, sea cual sea la forma concreta que adopte éste. Esto es duro
de admitir pero es cierto. Como expongo en uno de los capítulos del
libro, avanzamos hacia la IV Guerra Mundial. Los “buenos tiempos de
antaño”, hechos de irresponsabilidad, bobería progre, extravagancias y
consumismo, no volverán.
FGR: Hoy, en el límite de la demencia, tenemos anarco estatistas…
FRM:
Sí. Hay un tipo de anarquismo que olvida la libertad (por no hablar de
la revolución) y únicamente existe para loar el bienestar, esto es, a
quien lo otorga, el Estado de Bienestar, vale decir, el Estado. El caso
más significativo es Chomsky, ignaro gurú intelectual
persuadido de que los seres humanos son entes inespirituales, todo
pulsiones fisiológicas y apetitos somáticos, el cual cuenta con
seguidores por todo el planeta. Son gentes que aman
apasionadamente el capitalismo en su fase actual, que anhelan vivir bien
bajo él, con acceso al mayor número de bienes y servicios, sin
introducir cambios sustantivos ni en el modo de estar organizada la
sociedad ni en la condición concreta del ser humano ni mucho menos en su
propio mundo interior. Los libros de ese autor son repulsivos
precisamente porque preconizan una concepción de la persona que no es
humana sino infrahumana, por perversa y encanallada, cumpliendo con ello
uno de los grandes objetivos del capitalismo, convertir a las y los
asalariados en animales de trabajo. A esa gente les pesa demasiado lo
humano, no lo soportan, quieren dejar de ser personas, renunciando a las
responsabilidades y deberes que ello lleva aparejado para meramente
gozar y disfrutar. Su economicismo les delata como agentes intelectuales
del capital, al que tanto denuestan con la boca pequeña. Es a destacar
que este sector está desencadenado contra mi libro, por el que se
sienten insultado. Pero sería mejor que dejasen de lado tales
chiquilladas y pasasen a refutarlo, entonces veríamos cuales son sus
argumentos. Por el momento, callan, insinúan coacciones y conspiran,
según su estilo.
Para terminar deseo decir que se acerca un
tiempo en que lo sustantivo ha de ser pensar, proyectar y hacer un
cambio radical en el orden de la sociedad y en la calidad
auto-construida del sujeto, no añorar el ciego despilfarro y lunático
consumo de antaño.
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